Tengo es experiencia trabajando con alumnos con TDA, TDA-H

Tengo es experiencia trabajando con alumnos con TDA, TDA-H y puedo asegurar que, en la mayoría de los casos, eran o son alumnos con resultados académicos muy bajos y con problemas de relación tanto con sus compañeros, como con los adultos, sin embargo, tienen  una capacidad intelectual por encima de la media.

Puedo referir que los casos que han sido apoyados con fármacos (Metilfenidato) y cuyos padres han aceptado la situación sin dramatismo y con responsabilidad, han mejorado muy significativamente a nivel académico, social y emocional.  

El fármaco junto con el apoyo recibido les ha permitido saborear, casi por primera vez en sus vidas, el éxito académico. Se están re-conociendo a sí mismos, están ajustado la imagen que tenían de sí mismos, abandonando la imagen de personas vagas, inútiles, sin voluntad (ver artículo sobre la dopamina) y con problemas de disciplina. Se valoran más, pero no como ilusos, sino como personas que están experimentando un cambio en su vida, como personas con fuerza que están aprendiendo a utilizar y encauzar su energía para afrontar cada día. 

Han aprendido que ese exceso de energía se puede canalizar y ahora están aprendiendo a reorientarla para que, en vez de destruirles, les permita construir su presente, el que ellos se están trabajando. Ahora padecen menos depresión, menos dolor, menos exclusión… porque, habiendo padecido las consecuencias de su propia impulsividad, han descubierto que son capaces de escuchar, que son capaces de pararse y que pueden ESPERAR…han descubierto la esperanza.

Actualmente tenemos suficiente información sobre la neurología del TDA-H como para no perder el tiempo en debates sobre su existencia o no. Es más eficaz utilizar ese tiempo en conocer las características del trastorno y las propuestas educativas más adecuadas para facilitar que aquella parte de nuestro alumnado con TDA-H consiga los éxitos académicos y personales que le corresponden.